Segundas oportunidades tras la DANA
- albertobaez7
- 9 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Publicado en Las Provincias el 7 de diciembre de 2024
El refranero popular está lleno de expresiones que hacen referencia a las segundas oportunidades. Expresiones tan comunes como “todos tenemos derecho a una segunda oportunidad” muestran su crudeza tras el paso de la DANA que ha eliminado, de la noche a la mañana, los sueños y las esperanzas de miles de familias valencianas.

Las segundas oportunidades, por su propia naturaleza, requieren de un largo recorrido ya que implican la necesidad de un renacimiento y de poner a prueba una resiliencia que perdure en el tiempo. No hay segunda oportunidad que no requiera de proyectos sostenidos a largo plazo superando las adversidades y los desafíos que cualquier renacimiento lleva intrínseco.
Comenzar de nuevo implica echar la vista atrás. Analizar que se ha hecho mal o que se pudo haber hecho mejor. Por la magnitud de la tragedia, la peor del siglo, se requiere que ese examen se realice a todos los niveles: político, administrativo, urbanístico, etc. pues, de lo contrario, las generaciones futuras de valencianos estarán condenados a sufrir nuevas catástrofes provocadas por la gota fría.
Ahora bien, las segundas oportunidades son incompatibles con las dinámicas cortoplacistas en la que se ha instalado la política española en estos últimos años. La percepción generalizada es que la tragedia se pudo haber mitigado si las administraciones públicas hubieran actuado de forma responsable y coordinada o, como se dice en el ámbito jurídico, con la “diligencia de un buen padre de familia”.
Existe el riesgo de que, dentro de esta visión trivial de la política, se confundan las segundas oportunidades con los parches. Transcurrido más de un mes desde la riada del barranco del Poyo, las administraciones, siguen sin realizar una autocrítica profunda de la situación y, de momento, se están limitando a una guerra cifras sobre qué gobierno da más ayudas a los afectados o de quién tiene la culpa.
Todas las deficiencias del sistema que la riada ha puesto de manifiesto han sido mitigadas, de nuevo, por la sociedad civil. Una movilización social y solidaria sin precedentes que devuelve la esperanza de un nuevo renacer del pueblo valenciano al compás de su himno “tots a una veu, germans vingau”.
Las segundas oportunidades requieren de un esfuerzo colectivo, tanto del sector público como del sector privado, con una visión muy a largo plazo en la búsqueda de soluciones y de su implementación en el tiempo afectando a todos aquellos ámbitos de actuación en los que sea necesario: replanteamientos urbanísticos, obras hidráulicas pendientes, planes de emergencia eficientes, reconstrucción económica del tejido industrial, etc.
Incluso en el ámbito legislativo está reconocido el derecho a un nuevo comienzo en favor de personas, familias o pequeñas empresas que han atravesado por dificultades económicas. Es el caso de la conocida como “Ley de Segunda Oportunidad” que permite a los afectados empezar de nuevo a través del perdón o la reestructuración de las deudas para que nadie quede en el extrarradio del sistema.
Los políticos, ante esta tragedia, también tienen una segunda oportunidad para tomar decisiones pensando en el interés general. Solo partiendo de esta premisa se podrá analizar los errores de forma adecuada para, posteriormente, implementar las soluciones que necesitan los valencianos a medio y largo plazo con independencia del color político de los futuros gobiernos.
A lo largo de los siglos, las sucesivas inundaciones de los ríos y barrancos han puesto a prueba el carácter de las generaciones que nos precedieron. Valencia siempre fue una tierra de segundas oportunidades, de volver a empezar. Las Fallas son el mejor ejemplo de esa cultura que impregna el espíritu de los valencianos. Quemar lo viejo y lo negativo para que lo nuevo se pueda abrir paso las veces que sea necesario.
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